lunes, 18 de noviembre de 2013

El numero de la cabra



La música de una trompeta acaba con la tranquilidad de la calle. Los balcones se abren y los niños bajan corriendo, nadie pregona nada pero todos saben lo que va a pasar, todos saben que pronto comenzara el número de la cabra.
 A la puerta de un bar un gitano monta una pequeña escalera de madera, a su lado una cabra masca tranquila. El gitano comienza a soplar la trompeta, un pasodoble machacón y desafinado, y empieza el espectáculo. Ayudado por una vara de olivo va marcando los pasos que a de seguir la cabra, le indica un peldaño de la escalera y la cabra va subiendo, luego otro y otro, hasta llegar arriba. Los niños se agolpan alrededor y algún que otro transeúnte que por allí pasa. El camarero del bar le grita nervioso que porque no se va con la cabra a otra parte temiendo que algún cliente se le vaya sin pagar con el revuelo que se esta formando o que algún chavalito le sise la propina dejada sobre el platito de la cuenta, pero el gitano ha comenzado el espectáculo y ya nada lo puede parar. Poco a poco la cabra llega a la cima de la escalera y allí le espera el último paso, el más difícil, se ha de subir en un botellín de cerveza y la cabra, con su papel bien aprendido, juntando sus patitas  se monta despacito encima de ella. Los niños aplauden y el gitano pasa la gorrilla entre los espectadores. Pocas monedas tintinean en la gorra, recoge los bártulos y camina seguido por la cabra y un corro de chiquillos en busca otro barrio donde montar de nuevo el tenderete.
Esta imagen era bastante habitual hace unos años. Los viejos, cuando escuchaban la musiquilla decían que ese seria un mal año, presagio de malas cosechas y duro invierno.
Actualmente, se ha cambiado la trompeta por un teclado y un carrito con unos altavoces y se ha prescindido de la cabra, en algo se ha ganado, pues no veas los varazos que se le daban al pobre animal para conseguir que se subiera en el botellín. Pero los presagios siguen siendo los mismos, el pasodoble machacón y mal tocado, el mismo e incluso parece ser el mismo gitano, aunque que queréis que os diga, el numero ha perdido mucho encanto sin la cabra.

                                                                                      Écija, 18 de noviembre de 2013


                                                                                                 Pablo Reina

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